transcurrente. Esa voz se convierte en aquel personaje que lo ve todo, el narrador omnipresente, pero
sólo en tu cabeza existe , hace eco, resuena, y ahí se queda.
Mientras la mirada disumula normalidad, un sin número de comentarios se oyen al interior de ti.
¿Consciencia?, ¿el diablillo y el angelito?, ¿tu otro yo?, ¿otra persona te controla? ¡Tu voz interior!--
Pensaba Camila mientras veía pasar a la gente frente a su ventana.
Siempre estaré aquí para ti, para nadie más, escuchó, giró la cabeza y no había nadie más que ella.